3 formas sencillas de enriquecer tus clases con videojuegos

Las Tics llegaron para quedarse en la educación y los docentes exploran formas novedosas de conectar con los alumnos.

Mucho se vienen hablando últimamente de las ventajas de los videojuegos como recurso didáctico. Si aún no te has subido a la ola del Edutainment (Entretenimiento educativo, según la definición de la Wikipedia) te contamos que entre sus bondades se encuentran el alto poder motivacional y el hecho de que los alumnos pueden aprender del error.

Antes de seguir, cabe mencionar que desde la óptica de esta nueva filosofía de enseñanza podemos categorizar a los videojuegos en dos grandes grupos. El primero, contiene a los juegos concebidos específicamente para fines educativos. El catálogo de éstos crece día a día y se encuentran propuestas para las disciplinas más diversas. El segundo grupo, por su parte, abarca al conjunto de los videojuegos que no han sido creados para utilizar en educación pero que, por una o más de sus características, resultan valiosos para aprovecharlos en el aula.

Como cualquier otro recurso didáctico, la forma de llevarlos a clase varía según el estilo y técnica del docente. Sin embargo, podemos mencionar tres metodologías de trabajo principales.

 

Videojuegos para presentar un tema que se estudiará

La primera de las opciones aprovecha al videojuego como disparador del tema que se desarrollará en la clase. El docente elige un juego que por su arte, historia, personajes, objetivos o cualquier otra de sus características, sirva para el abordaje del contenido académico que se quiere dar. De esta manera, se toma como punto de partida un elemento con el que los estudiantes se sienten cómodos, atraídos y que comunica en un lenguaje que ellos dominan. En este sentido, podemos hacer una analogía con el uso del cine en las aulas. Cuando aparecieron los reproductores de VHS y los videoclubes, los maestros no dudaron en aprovechar la magia del séptimo arte para enriquecer sus clases con estos contenidos. Hoy, podemos hacer los mismo con los videojuegos.

Videojuegos como cierre de un tema abordado en clase

En oposición a la primera metodología, la alternativa consiste en presentar el videojuego hacia el final de un tema abordado. De esta manera, los estudiantes aprovechan las habilidades o conocimientos adquiridos para interactuar con el juego. Se logra así un mejor anclaje cognitivo de los contenidos tratados. Además, se consigue potenciar la motivación si los alumnos saben que, al final del recorrido de aprendizaje, los espera una actividad relacionada con estos elementos de la era de las consolas.

Realizar un videojuego para aprender un tema

Atrás han quedado las épocas en que sólo podían desarrollar videojuegos los especialistas en informática. Hoy, afortunadamente, contamos con herramientas que permiten que cualquier persona, sin conocimientos técnicos, pueda crear este tipo de piezas lúdicas con una calidad aceptable para una tarea de corte artesanal.

Algunas de las herramientas que permiten crear estos contenidos se destacan por su facilidad de uso y se las encuentran gratis y online, como es el caso de la Plataforma Mobbyt. Es por esto que surge la alternativa de que sean los propios alumnos los que realicen un videojuego referido al tema de estudio que propone el docente. En este caso, tienen la motivación para investigar y adquirir todos los conocimientos necesarios para volcar en el videojuego a medida que lo van realizando. Una vez concluida, la pieza creada puede ser compartida con los compañeros y lograr que todos se enriquezcan, así, con la experiencia realizada. Además, en la Plataforma Mobbyt, los juegos creados quedan disponibles en su portal para que puedan ser aprovechados por todo el mundo.

 

Indistintamente de como los utilicemos en el aula, el hecho es que contamos con una nueva posibilidad para nuestras clases: el uso de videojuegos como piezas educativas. Te animamos a explorar este fascinante mundo del Edutainment e inclinar todo el poder de las Tics a favor de los docentes y alumnos.

 

 

 

 

 

Germán Lanfranco

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